Diana Calvo Vinssac – Psicoterapia transpersonal – UCDM – Hipnoterapia – Coaching

El camino hacia una pareja consciente

Mucho se habla y se seguirá hablando de la “pareja consciente”… pero, ¿en qué consiste exactamente?…, ¿Para qué sirve?…, ¿En qué puede beneficiarnos experimentar una pareja así?

En la pubertad comenzamos a experimentar los primeros impulsos sexuales y la necesidad de unirnos con otro ser. Esta necesidad es natural en el ser humano, y responde al instinto de conservación de la especie por un lado, y al deseo inconsciente de experimentar el amor “perfecto”.

Contamos en principio con las referencias que tenemos “en casa”… es decir, las parejas que hemos tenido cerca: padres, abuelos y quizá hermanos y amigos. En función de estas parejas observadas vamos configurando nuestras creencias al respecto. De igual modo, el aprendizaje que hayamos experimentado en nuestra infancia del amor, nos condicionará a la hora de amar y ser amados en nuestra vida adulta. Finalmente (y en base a todo ello), las experiencias vividas de forma individual influirán de forma importante en el futuro desarrollo de nuestra vida sentimental.

Antes de aproximarme al concepto de pareja consciente, quisiera hablaros a grandes rasgos de la teoría de los cuatro egos, según la cual, Alejandro Jodorowsky diferencia cuatro centros en cada individuo:

  • Ego intelectual: ideas, creencias, formas de ver el mundo y explicarlo racionalmente.
  • Ego emocional: emociones, sentimientos, relaciones, amor.
  • Ego sexual-creativo: actividad sexual, creatividad en todas sus formas, deseos.
  • Ego material: necesidades básicas de supervivencia, alimentación, cuidado del cuerpo, dinero, territorio.

Dirigir las 4 energías hacia un camino transpersonal supone la integración de todas ellas hacia un fin común: lo que pienso es lo que siento y está de acuerdo con lo que hago… Y todo ello es coherente con mis deseos.

Basándonos en esta clasificación, una pareja «adulta» y que camina hacia la consciencia, podría ser la que responde a una UNIÓN en los citados cuatro centros:

  • Unión intelectual: comunicación fluida, sincera  y con sentido del humor, con total libertad de expresión y respetándose los puntos de vista, los intereses y las creencias del otro, tomando las diferencias como un factor que tiende a enriquecer la relación.
  • Unión emocional: existen muestras de afecto, ternura y contacto físico. Se expresan los sentimientos, y los conflictos se resuelven con empatía y cariño. No hay lugar para los chantajes, celos y desconfianzas. Es un amor que se abre al mundo, en el que cada miembro es independiente, sin encerrarse en exclusiva. Se protegen mutuamente sin privarse de su libertad. Se aprende a perdonar y a amar al otro tal y como es, existiendo un equilibrio óptimo en el intercambio «dar-recibir».
  • Unión sexual-creativa: compromiso sexual, disfrute, placer, diversión y complicidad… Se expresan los deseos y fantasías tratando de satisfacerse, aunque con total derecho a negarse y a buscar opciones de placer mutuo. Por otro lado se aceptan y respetan los deseos de la otra parte para su propio desarrollo personal, así como su capacidad creativa para realizarse en el mundo.
  • Unión material: gestión óptima de gastos e ingresos, alimentación, cuidado del cuerpo, salud… Las dos partes comparten espacio y cuestiones domésticas en armonía y respeto mutuo, abandonando los deseos de posesión y sin invadir el espacio del otro. Se acepta que la otra parte tenga deseos de soledad y/o de compartir su tiempo con otras personas de su elección.

Pues bien, si falta la unión en uno de estos cuatro centros, la pareja siempre será discordante y en algún punto… «incompleta». 

Lo cierto es que si en nuestra historia familiar, cercana y personal no se ha experimentado una pareja verdaderamente feliz y realizada, es difícil creer que algo así pueda ser posible para nosotros. Quizás en el momento en que tratamos de construir una pareja, las dudas nos asaltan…las creencias que tenemos al respecto se ponen encima de la mesa (seamos o no conscientes de ellas), y tomamos decisiones en consecuencia, desde un «espacio» muy limitado y condicionado.

Sinceramente, creo que el primer paso para dirigirse hacia una pareja feliz y completa consiste en saber y creer que es POSIBLE llegar a ella. Y que el camino hacia su consecución puede contribuir en alto grado a nuestro desarrollo y crecimiento individual, ya que la experiencia de este tipo de unión implica una coherencia personal que es muy difícil eludir…

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(Enlace recomendado: ¿Por qué no encuentro la pareja que quiero?)

Mi abrazo infinito,

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