Hace unas pocas décadas y en cuestiones sentimentales no existían muchas opciones, al menos de cara “a la galería”. Dos personas se gustaban y el único camino posible era (en este orden): noviazgo, boda, piso, convivencia, familia…
Hoy en día, afortunadamente, esta es solamente una opción entre otras muchas. En la actualidad tenemos la gran libertad de elegir cómo queremos establecer nuestras relaciones. Y si ambas partes están de acuerdo, todo está perfecto.
El problema radica en que esta libertad de elección puede tornarse a veces en confusión, desorientación y frustración ya que, aunque no seamos conscientes, estamos tremendamente influidos por nuestro entorno y la educación que hemos recibido. Creemos que queremos una relación “como la de toda la vida”, la que hemos visto construir a nuestros padres, familiares, amigos…, pero somos incapaces de encontrarla… ¿por qué?
Hace unos días llegaba a mi consulta un paciente con la siguiente historia:
“Mi vida sentimental es un desastre. Hace ya 2 años vengo manteniendo una relación que no termina de estabilizarse. Nos llevamos genial, hay una comunicación muy buena, estoy muy a gusto con ella, todo es muy mágico y hasta existe una conexión un poco extraña a través de coincidencias, señales… Yo diría que es el tipo de mujer ideal para mí, con la que siempre he querido estar.
Pero en el momento en el que quiero que las cosas se estabilicen, ella da un paso atrás e incluso desaparece unos días del mapa. He intentado hablar muchas veces con ella de este tema, pero no hay forma. Y yo ya no puedo más, estoy pensando en dejarla y buscar a otra persona con la que pueda tener la pareja que quiero.”
Ante un planteamiento así en el que el paciente sufre, cualquiera en su sano juicio le diría que, efectivamente, lo mejor es dejar el espacio libre para que otra persona ocupe el lugar que él quiere realmente.
Pero basándome en la teoría de los espejos (más información aquí), me vi obligada a preguntarle: si esto no es lo que quieres… ¿por qué y para qué has atraído una mujer así a tu vida y has mantenido una relación con ella? ¿Cómo sería la relación que tú quieres?
Curiosamente comenzó a hablarme de lo que no quería: “no quiero tener a alguien todo el día encima de mí, me gusta mi independencia, en verdad me gusta vivir solo…”
Y fue aquí donde abrí los ojos como platos (y él también). Le pregunté cómo había sido su historia sentimental y me contó que llevaba varios años sin pareja estable, y justo antes de esta historia conoció a una chica que sí le planteó estabilizar la relación. En este caso y “casualmente” fue él quien “salió pitando” porque… no le llenaba del todo.
¡¡Cómo es la vida!! La persona que más te gusta es justamente con la que no puedes tener la relación que quieres… y las personas que te plantean la relación que quieres… no son las ideales para ti.
Sinceramente creo que aquella persona que tiene CLARO que quiere una pareja estable… la encuentra más pronto o más tarde. Pero andar el camino durante años y años sin que nada cuaje… es para hacerse alguna que otra pregunta…
¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué ocurre esto?
El primer diagnóstico podría ser MIEDO AL COMPROMISO (más información aquí). Pero… ¿y si no fuera miedo? ¿Y si fuera simplemente confusión? ¿Y si todavía no has sido consciente de que en verdad no quieres para ti una relación como las “de toda la vida”?
Al plantearle todas estas cuestiones a mi paciente, se quedó pensativo… y sonrió. Ciertamente manifestó que no quería convivir con nadie de manera fija, que realmente estaba a gusto como estaba. Solo quería tener la seguridad de que esa persona iba a estar ahí. Pero amigo… esto ya es otra cosa. Aquí está hablando el ego y su deseo de posesión, de ese deseo de pertenencia que nos hace sentir seguros, que “somos de alguien” y que ese alguien es “nuestro”. Queremos ponerle el apellido de turno: pareja, noviazgo, estable…, para sentirnos más seguros, pero esto no implica que la relación vaya a funcionar mejor. A veces incluso, puede ocurrir lo contrario.
Por tanto, si realmente es una relación en la que el paciente disfruta, comparte, es feliz, se siente bien, etc., ¿por qué renunciar a ella? ¿Por qué tratar de que sea de otra forma, cuando en verdad él tampoco quiere dar ese paso de… “convivencia, ir juntos a las bodas e ir a comer los domingos a casa de la suegra”? ¿Por qué una relación exitosa (por llamarla de alguna forma), ha de ser de una forma determinada? ¿Y por qué esa manía de ponerle un apellido determinado?
Dos semanas más tarde me contaba que casualmente esta chica había reaparecido de nuevo y que se habían encontrado. Y que todo estaba bien… tal y como estaba. Ahora se sentía preparado para disfrutar de esta relación tal y como es, porque cada día está más seguro de que esto es lo que él TAMBIÉN quiere. Sólo que no lo sabía…
Prestemos atención a los MAESTROS que se nos presentan… todo lo que atraemos a nuestra vida tiene mucho más que ver con nosotros de lo que creemos en principio. Si nuestro paciente realmente hubiera tenido claro que no quiere una relación de este tipo, no se habría “enredado” con esta mujer. La historia se hubiera quedado en un par de encuentros y no habría evolucionado.
Todo aquello que no tiene que ver contigo ni con tu energía, no te llama la atención…, pasa de largo sin más.
Realmente estamos muy condicionados por nuestro entorno, por lo que nos han contado que tienen que ser las cosas, por lo que hemos visto. Creemos que queremos algo pero a veces, solo es lo que nos han dicho que debemos desear. Y en muchas ocasiones aquí es donde nos bloqueamos, nos confundimos, nos desorientamos y, por supuesto…, nos embarga un gran sentimiento de frustración, ya que estamos buscando algo que nunca llegamos a alcanzar… Y la razón es tan simple como que eso realmente no es lo que queremos.
Por suerte, la Vida nos habla a través de sus mensajes… aprendamos a escucharla. Siéntete libre de crear tu relación y tu historia como tú deseas que sea, ES LA TUYA Y LA VAS A VIVIR TÚ.
Mi abrazo infinito,