Diana Calvo Vinssac – Psicoterapia transpersonal – UCDM – Hipnoterapia – Coaching

Si la mente está ocupada con pensamientos positivos, es más difícil que el cuerpo enferme.

Esta frase del Dalai Lama me ha recordado a un suceso que he vivido esta misma semana. Os cuento:
El martes me dirigía a ver a un cliente NO muy contenta. De camino, el calzado me hizo rozaduras, una cosa muy extraña ya que es cómodo, flexible y llevo tiempo con él.
Al día siguiente antes de salir hacia el mismo lugar, me coloqué unas tiritas estupendas, de éstas gordotas que son casi mágicas porque además, ayudan a curar la herida. En mi mente estaba cuestionándome si continuar o no con este cliente ya que no me agradaba lo más mínimo. Me puse un calzado aún más cómodo y aun con las súper tiritas… ¡¡me dolía horrores caminar!!… y pensé para mí: “claro, lo que me duele es hacer algo que no quiero hacer realmente, así que hoy mismo finiquito esta relación laboral y no se hable más”.
Curiosamente, ese mismo día llegué a un acuerdo muy satisfactorio y, lo más importante, pude ver con claridad lo que este suceso tenía para enseñarme. Era una oportunidad fantástica para aprender a cambiar una parte de mí que justamente me estaba trabajando las últimas semanas.
Salí de allí feliz, con la mente clara, con ese ENTUSIASMO que uno siente cuando comprende las “SEÑALES” que la Vida le envía para avanzar en el camino…
¿Os podéis creer que al salir de allí ese mismo día NO me dolían NADA los pies? ¿De repente funcionaron las tiritas? ¿De repente sanaron las heridas?… han pasado solo 3 días y las heridas son casi inexistentes….
Una vez más puedo comprobar el gran poder de los pensamientos… pero ya no solo en el sentido «absurdo» de pensar en positivo porque sí. Sino del gran poder que tiene tomar CONCIENCIA de que todo lo que nos ocurre son verdaderas oportunidades si aprendemos a quitar el enfoque de las cosas «pequeñitas», y damos el gran salto de poder contemplar los acontecimientos desde una perspectiva ampliada y siempre favorecedora.
Muchas veces el árbol no nos deja ver el bosque… Y ahora piensa: ¿Cuál es tu «herida»? ¿Qué «tiritas» colocas? Aun con las tiritas, ¿te sigue doliendo? ¿Para qué crees que te duele? ¿Para qué estás viviendo esta situación y qué crees que trata de enseñarte? ¿Qué es aquello que tienes que cambiar?…
Fuerza y… ¡adelante!

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